Hellraiser

Raúl Martínez

Fue un viernes noche en la 1 de Televisión Española, había visto el anuncio antes pero no me esperaba que estuviera ante una película tan diferente del resto. “Hellraiser, los que traen el infierno”, pedazo de pelicula para comentar el lunes con los compañeros de clase. Y así fue, todos flipamos. Y es que la cinta se convertiría en una película de culto por combinar temas de sadomasoquismo, muerte, amor; con imágenes algo fuertes para la época de 1987. 

Inspirada en la novela de “The Hellbound Heart” (El corazón condenado) escrita por Clive Barker en 1986 y quien, un año después, la llevaría al cine como director y guionista.

Reconozco que fui muy precoz para verla pero fue el destino, pero tampoco me traumatizó; todo lo contrario, a pesar de mi corta edad supe disfrutar  con el trabajo realizado por parte del equipo que consiguió unas escenas inolvidables dentro del cine de terror. Os parecerá una tontería pero una de las escenas que recuerdo mucho es la herida en una mano  con un clavo, me parece a día de hoy magistral; el colchón donde se escondía Frank y por supuesto, la caja de Lemarchand. ¿A quién no le parece atractiva esa caja del infierno? Dicha caja está inspirada en un juego que el abuelo del director le regaló cuando era niño. Un regalo perfecto si alguien se atreviera a regalármela, me haría feliz, admito que soy así de simple.

De las criaturas que aparecen en el film el que cogió más protagonismo sin duda alguna fue Pinhead, pasando a formar parte de los personajes más terroríficos del cine. Soldado británico que logró resolver la configuración del lamento y se unió para siempre.

El actor Doug Bradley muy amigo del director Clive Barker desde el colegio, deseaba que saliera su cara tal y como era pero al final fue convencido y aceptó la propuesta. Para convertirlo en cenobita, el departamento de maquillaje tardaba 6 horas, lo cual era algo desesperante para el actor.

El film consiguió alterar el orden de las pelis de terror, algo diferente, aterrador, morboso, gore, e imprescindible para los amantes del género. 

La productora fue New World Pictures, la cual en un inicio solo había ofrecido un presupuesto de 700 mil dólares, pero tras ver los avances del film les gustó tanto el trabajo que decidieron aumentarlo a 1 millón. Tuvo que ser recortada y borrar varias escenas de contenido sexual, amputaciones, sangre.Todo esto para que fuera puesta en cines como apta para menores de 17 años acompañados de un adulto.

Hoy día esta película no pasaría por la gran pantalla y sería una pena no poder disfrutar de los efectos especiales que no envejecen con el paso del tiempo y que te dejan sin aliento. En aquellos años hubiésemos tenido un videojuego de Hellraiser para la consola NES,  Sería uno de los primeros, capaces de guardar la partida, pero al probar los avances del juego se descubrió que la consola NES no era capaz de interpretar los códigos. De haberse conseguido hubiera sido un juego espectacular para la época.

Una cinta para tener en la videoteca y disfrutarla. Eso si, mucho cuidado con el colchón de casa, no vaya a tener alguna mancha de sangre y desencadene una sucesión de acontecimientos sorprendentes. 

¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO? película de Narciso Ibáñez Serrador (Chicho)

Raúl Martínez, crítico de cine.

En 1976 llegó a nuestros cines una obra del ya maestro por aquel entonces de la televisión Narciso Ibáñez Serrador, conocido popularmente como Chicho, Quien poco antes habría producido con notable éxito la serie “Historias para no dormir”,  y a quien muchos denominaban el “Hitchcock” español. Dicha película llevaba por nombre ‘¿Quién puede matar a un niño?Una película donde el monstruo de turno tomaba el cuerpo de los niños que habitaban la imaginaria isla de Almanzora.

La trama nos presenta a un feliz matrimonio inglés de vacaciones en la localidad ficticia de Benavís, a orillas del Mediterráneo. Tom y Evelyn navegarán hasta Almanzora, donde pronto descubrirán un ambiente un tanto malsano, con la  extraña curiosidad, que en ella, parecen habitar solamente niños.

Reconozco que al nacer justo en aquel 1976 no pude disfrutar, como se merecía, de este film. Llegaron los años 80 enseguida, y a pesar de mi juventud, el destino quiso que viera antes “Los chicos del maíz”; algo que nunca me ha disgustado porque las dos cintas me encantan, pero reconozcamos que si hubiera visto antes el trabajo de Chicho mis noches de insomnio hubieran sido probablemente mucho más oscuras.

La historia de ¿Quién puede matar a un niño? está basada en una novela de Juan José Plans. Un año más tarde (1977)  Stephen King escribiría “El umbral de la noche, novela en la que se basó la película “Los chicos del maíz”. Por lo tanto la genialidad de Chicho quedó patente al imaginar una película sin un excesivo presupuesto y que en honor a la verdad da mucha mas grima que la de los niños del maíz..

La segunda película de Chicho fue rodada entre la localidad granadina de Almuñécar, Menorca, Sitges y Ciruelos, en Toledo. Y Logró traspasar fronteras por lo arriesgado (sobre todo para la época) de su propuesta.

Si hay algo que me ha fascinado siempre han sido las localizaciones, tan cercanas a mi vida que siempre me han hecho dudar de los aldeanos (sobre todo los más jóvenes). El cine siempre me ha tocado y tras el visionado del la película, durante algún tiempo, mi vida cambió (caminaba sin mirar atrás, desconfiando hasta de los gatos). La magia del cine de terror que sale de la pantalla cuando la película la realiza un genio.

Como otras veces he dicho  me gusta dejarme llevar y empaparme de la historia, formar parte de ella, en esta ocasión me hubiera tocado ¡ser niño! Estrenada en casi todas las partes del mundo, pronto se empezó a tener en cuenta como película de culto.

Eli Roth (Hostel) la tiene catalogada como su segunda película de terror favorita, por detrás de “Mil gritos tiene la noche”, también española..

Obra maestra por la que no pasan los años y que continúa generando en el espectador actual las mismas y malsanas sensaciones que provocó antaño: miedo, desazón, desconfianza. Esta película es un lujo sobre todo para los que amamos el cine y más ahora que su director se nos ha ido el pasado 7 de junio de 2019. Una pena que tan solo hiciera dos obras maestras. 

http://www.rtve.es/noticias/20190607/muere-chicho-ibanez-serrador-83-anos/1952822.shtml

 

El cementerio viviente

Raúl Martínez, crítico de cine.

Con el cementerio viviente, película de 1989, finalizaba una de las mejores décadas de la historia en cuanto a cine, música y televisión (por lo menos para un servidor) y nos llegaba con esta simple historia de terror sobre un doctor y su familia que se instalan en una vivienda próxima a una carretera con mucho tráfico de camiones. De ahí a un sendero que les encamina a un cementerio de animales; y éste, a su vez a un antiguo cementerio indio. En dicho cementerio, los vecinos, les cuentan que existe una leyenda donde se afirma que todo cuerpo enterrado en él resucitaría 

Admito que la historia era muy de telefilm, a la vez que aterradora; pero en aquella época de videoclubs la portada me ganó. Y no solo la portada, conforme la fuí viendo iba adivinando lo que sucedería, sí vamos, yo y cualquier espectador. La historia es previsible.

“Hay una senda después del cementerio de animales pero ni se te ocurra ir por allí…”
“Cualquiera que sea enterrado en el cementerio indio volverá a la vida sin ser el mismo de antes, volverá más agresivo y peligroso…” 
Advertencias, que como cualquier persona normal si sabes que no debe hacerse, lo harás. Y por supuesto, así es como ocurre; de lo contrario no habría película.

El maquillaje es espectacular para la época, tanto fue así, que en los descansos del rodaje nadie quería comer junto al fantasma rubio de ojos claros. Era muy realista. El cementerio viviente en un principio iba a estar dirigida por George A. Romero, pero como el rodaje se atrasó varios meses Romero tuvo que abandonar el proyecto para encarar la preproducción de Two Evil Eyes (1990), codirigida con Darío Argento. También se le hizo el ofrecimiento a Tom Savini pero finalmente se contrató a Mary Lambert.

El videoclip me atrapó, tanto que en una época donde trabajé en televisión y era el encargado de continuidad. cada sábado  por la noche finalizaba la programación con el videoclip.

Stephen King reconoció ser fanático del grupo musical The Ramones y fueron ellos los encargados de la banda sonora original. El tema  Pet Sematary fue incluido en el disco Brain Drain del grupo, editado en 1989, mismo año del estreno de la película. La novela de King se publicó el 14 de noviembre de 1983.

La trama casi estuvo basada en hechos reales ocurridos al escritor. El gato de la hija de King, Smucky, murió atropellado en la carretera que había junto a la casa familiar y poco después, en la misma carretera , otro camión estuvo a punto de matar a Owen, el hijo de dos años del novelista. Él daba clases en su antigua universidad y la película se filmó a 20 minutos de donde vivían. Es por ello que al autor le horrorizara que la novela viera la luz del día y la escondió en un cajón durante tres años. Tal vez estaba escrito en alguna parte que tenía que publicarse a pesar de lo previsible que pudiera resultar, estuvo 32 semanas como la novela más vendida. 

Es de esas películas llenas de detalles curiosos (como referencias a Cujo),  donde el propio King hace de cura en el funeral. Confieso que a partir de esta película los gatos por la noche me dan un mal rollo bastante considerable, y cuando veo alguno atropellado es inevitable acordarme del cementerio de animales. En cuanto al niño, me quedo sin palabras, consigue aterrarte y enternecerte al mismo tiempo, haciendo que lo pases igual de mal que el padre en la película.

La noche de los muertos vivientes

Raúl Martínez, crítico de cine

Si hay algo que me ha dado respeto desde niño han sido los muertos y todo lo que los acompaña: cementerios, tanatorios, coches fúnebres, etc. George A. Romero y sus amigos lo tenían claro y reunieron sus ahorros para conseguir sacar adelante este proyecto que consistía en darle movilidad a los difuntos y que fueran caminando hacia nosotros lentamente. Una idea sencilla pero que creó el efecto que se consiguió  y nadie esperaba. Si le sumamos a todo ello que los propios muertos comieran carne para alimentarse el resultado es terrorífico.

Esta película consiguió que el día de todos los santos nos costara  más visitar los cementerios, y es inevitable que no acabaras imaginando a alguien saliendo de su tumba. Desde que descubrí este clásico, cuando visito a mis seres queridos, tengo un plan de fuga por si acaso se lía. Es decir, mentalmente, busco la salida más cercana. Parece una locura pero es así. Desde que vi La noche de los muertos vivientes (1968) a los 15 años y hasta el  día de hoy lo sigo haciendo. Y si viera a alguien acercarse a mí para preguntarme algo al atardecer en un sitio de estos mantendría mis distancias.

Tengo claro que ver pelis de terror también es una experiencia. La noche de su visionado era Halloween, un compañero y yo abandonamos una fiesta para ir a verla ya que la daban en televisión. Terminamos maravillados, pero para un servidor la noche todavía no se había terminado, quedaba el regreso a casa. Un hogar dulce hogar cuya ubicación se encontraba fuera del pueblo en medio del campo, siempre había sido así, pero especialmente esa noche se me hizo muy cuesta arriba. Como cualquier adolescente de la época tenía un ciclomotor heredado de  hermanos mayores, alumbraba lo justo. Pues bien, ese trayecto de 7 minutos fue, hasta hoy, uno de los trayectos más largo de mi vida.  Adentrarse en la oscuridad solo con la luz tenue del vehículo fue toda una experiencia terrorífica. Lo que han cambiado las noches  a partir de ahí. Pero esa experiencia la recuerdo como algo alucinante, la vida cambia con el cine y si es de terror mola más.

No paraba de preguntarme cómo esa película en blanco y negro y de bajo presupuesto la tenía clavada en mi cabeza. Sería por las escenas de agobio que consigue captar, los primeros planos comiendo carne cruda y la niña ‘jalándose a su padre’ en el sentido literal. Fue el comienzo de la era Zombie (aunque el propio director nunca nombrara esa palabra). Es por eso que este film se merece toda mi admiración y respeto.

Una vez más el cine de terror no se vende a los grandes presupuestos. El terror auténtico es mejor cuando la historia es más simple. George A. Romero de ascendencia gallega, obtuvo parte de su presupuesto de unas tías afincadas en tierras de meigas. Concebida como una comedia en sus inicios, fue, con gran acierto, al final una de las operas primas de la cultura del cine de terror. Un fallo en el registro de los derechos de autor, ha hecho que este icono del cine esté libre y pueda ser utilizado en cualquier ciclo del tema sin tener que pagar absolutamente nada, una pena para sus productores y una enorme alegría para todos los que amamos el género.  

 

Al final de la escalera

por Raúl Martínez, crítico de cine. 

Aun recuerdo el anuncio de esta película en televisión; “un compositor que acaba de perder a su familia de manera trágica trata de superarlo marchándose a vivir a una casa apacible y solitaria. Sin embargo, al poco tiempo de instalarse empiezan a suceder cosas extrañas”.

Yo tenía 12 años y me ‘flipaba’ el terror, lo que no sabía era el efecto que iba a causarme aquella película después de su visionado. Digamos que vivimos en un mundo lleno de ruidos insignificantes, han estado, están y estarán siempre formando parte de nuestra vida cotidiana. No les prestamos atención porque, aunque los escuchemos, nos importa un carajo su procedencia. Pero ¿qué ocurrió después de ver Al final de la escalera? ¿Puede una historia de terror, sin grandes efectos especiales, solo con una casa y un viejo, cambiar tan radicalmente la manera de pensar o sentir, si estás solo en casa;  y sentirse observado continuamente por alguien que no está?

La respuesta es sí. Después de verla encontraba ‘mal rollo’ en cualquier ruido, era incapaz de ignorarlos, hasta le cogí miedo a una pelota de tenis, ¡maldita pelotita! Nunca una simple escena  de una pelota cayendo por una escalera me había dado tanto respeto. Vamos, que disfruté del miedo en estado puro, sin monstruos, ni muertos vivientes, sin sangre (ingredientes de este género que tengo debo reconocer: me encantan) con una atmósfera terrorífica.

Entre las escenas destacar la ya dicha de la pelota por las escaleras, la sesión de espiritismo y la de la silla de ruedas (me quito el sombrero en ésta). Escenas, para la grabación, sencillas, pero con unos resultados increíbles. Una banda sonora muy adecuada para lo que cuenta, sin sobresaltos, que te prepara el cuerpo y la mente. Sabes que te asustarás pero lo esperas y así disfrutas de ese momento con más intensidad. Y un guión con frases que te ponen los pelos de punta, como cuando la dueña de una casa da su autorización para hacer un pozo diciendo; “mi hija a soñado que un niño intentaba salir del suelo desesperado y no dejaba de mirarla”.

Un terror clásico que tanto cuesta hacer hoy día, película de culto que envejece bien con el paso del tiempo. Ninguna serie de zombies, ni monjas feas, ni virus que acaban con la población le harán sombra jamás.

LA CUARTA FASE: ¿una película creíble?

Raúl Martínez, crítico de cine

La cuarta fase es una película de terror de 2009 con una sinopsis interesante sobre una doctora que investiga una serie de misteriosas desapariciones ocurridas durante los últimos 40 años.  El reclamo de la cinta es la actriz Milla Jovovich, mujer de moda, guapa y con una mirada que te dice “aquí estoy”. Si le sumamos la estrategia comercial que quiso buscar el efecto de El Proyecto de la bruja de Blair, tenemos un falso documental con mejores resultados de los que yo me esperaba. Y digo esto porque desde el primer momento no veía credibilidad en la historia, pero a gente de mi entorno parece ser que dicha estrategia les funcionó, es decir, que creyeron concienzudamente que la historia era real.

Empieza la cinta con un monólogo de Milla afirmando que los casos contados en la película están basados en historias reales. No solo eso, vienen acompañados de imágenes reales y recrean la misma escena pero con actores partiendo la pantalla en dos. Una propuesta interesante para los amantes del cine de terror que a día de hoy pensamos que ningún film va a innovar. Lo cual se agradece mucho cualquier tipo de terror novedoso, aunque utilicen a nuestros ídolos para intentar convencernos. Pero no olvidemos que estamos viendo una película y dichos ídolos son actores con un guión aprendido.

Por poner un ejemplo, si saliera Arnold Schwarzenegger antes de Terminator hablándole a la cámara y afirmando que lo que viene después está basado en casos reales, nunca me lo creería. Sí que es verdad que para disfrutar y sobre todo del terror hay que dejarse llevar y meterse en la historia, pero sabiendo que cuando termine la proyección volvemos a la vida real.

Mis respetos a todos aquellos que con La cuarta fase han disfrutado de verdad y les cuesta desconectar de la historia, pero un servidor ve inviable decir que las historias e imágenes son reales, no hay suficiente coca en el mundo para hacerme cambiar de idea. Eso sí, con esta cinta he vivido momentos de auténtico terror en mi día a día, haciendo que me preocupe bastante  de esta sociedad actual que se deja aconsejar por cualquiera que ofrezca un producto convincente y bien presentado. Lo que voy a contar a continuación es real.

Lo podría presentar así: Hola soy Raúl Martínez, amante del cine, y lo que voy a relataros está basado en situaciones reales que me ocurrieron tras ver La cuarta fase. En el trabajo: un compañero me dice “joder tío, ayer vi una película de miedo ‘acojonante’, era la ostia, me cagué vivo, pero lo que más miedo me dio es que todo lo que se cuenta es verdad, y con imágenes reales y todo. Lo que te digo, mi novia y yo…cagaos”

En una tienda de un centro comercial: amiga que hacía años que no veía acompañada de su pareja.”Hola Raúl ¡qué alegría volver a verte después de tanto tiempo! ¿Sigues viendo tantas películas como antes? Pues sabes que precisamente la semana pasada me acordé de ti. Vimos La cuarta fase y hacía tiempo que no pasábamos tanto miedo. Claro que la actriz antes de empezar la película advierte que todo lo que viene  después es real, lo que te acojona todavía más. ¡Es increíble lo que pasa en el mundo ¡uy! no sale en las noticias! (En ese momento se une a la conversación el dependiente de la tienda)

“Esa película es verdad. Yo también llegué a pasar mucho miedo. He escuchado sin querer que estabais hablando de La cuarta fase y también tengo que decir que me quedé asombrado de lo que pasa y no se atreven a contar.” En ese momento decidí no mostrar mi opinión, no pretendía discrepar con viejos conocidos, y menos acerca de una película de ciencia ficción. Pude comprobar tras esta experiencia que la estrategia de los productores funcionaba. He tenido que contarlo porque me parece muy curioso poder compartirlo y ¿quién sabe? Tal vez John Carpenter tenga testimonios de Kurt Russell afirmando que La cosa tiene una base político-militar. De todos modos como decían los antiguos: ¡la verdad está ahí fuera!.

En preparación el II Certamen de cortos de terror Narciso Ibáñez Menta

Hace unos meses en una conversación mantenida con una de las personas que me acompañó en aquel proyecto en 2007 sobre la necesidad o no de poner de nuevo en marcha el certamen de cortos de terror Narciso Ibáñez Menta, y junto a la consulta realizada en Madrid con una persona cercana a Chicho, su hijo, decidí que podría haber llegado el momento de volver a retomar la iniciativa, y coger de nuevo el testigo de aquellos años de recuerdos inolvidables.
Es por ello que he comenzado a sacar del baúl de los recuerdos fotografías que no han visto nunca la luz y que es bueno que vayan aireándose, ciertamente son la antesala de lo que se pretende hacer, espero que con la ayuda de muchos.

 

 

 

Son otros tiempos y parece que la crisis desmedida que nos obligo a no plantearnos la continuidad de aquel proyecto ha pasado ya y hoy podemos, con casi 11 años de diferencia retomar el camino. La figura de Narciso Ibáñez Menta se lo merece y con él los cientos de actores de terror que han malvivido a la sombra de lo que siempre se ha considerado un genero menor. Menuda memez.
Se, de fuentes cercanas, que la productora de Chicho está preparando nuevas propuestas que de seguro nos enriquecerán a todos. Y aunque el Certamen de Cortos de terror Narciso Ibáñez Menta es independiente, espero contar al menos con el beneplácito de dicha empresa, no es en balde que fuera Chicho quien me autorizó para que pudiera ponerlo en marcha. Siempre estuve, he estado y estaré agradecido a su persona, me concedió la oportunidad de ser realizador suyo en TVE y de aprender con sus propuestas.
Por lo tanto la noticia es que espero muy pronto poder comenzar a dar buenas noticias sobre las propuestas para que podáis participar en el próximo certamen de cortos de terror Narciso Ibáñez Menta.
Echar un vistazo a la web, incluso en los próximos días colgaré las bases que tuvimos en aquel 2007, serán la antesala de las propuestas para comenzar un nuevo ciclo.
El terror es una manera elegante de afrontar todos esos miedos que nos atenazan y desde un punto de vista lúdico de enfrentarnos a ello. No es un género menor y sin duda el cine de terror ha aportado a la historia del cine, quizá los mejores mitos y por supuesto los más perdurables. Larga vida al corto y en especial al de terror.

 

 

 

Gabriel Carrión escritor y director del Certamen con Narciso Ibáñez Serrador en Madrid en 2006.