LA MOSCA

Raúl Martínez, crítico de cine, 11:15/04-02-2021

Cuántas  veces hemos pensado: “la realidad supera a la ficción”. Es por ello que algunas películas de terror nos horrorizan más que otras con su historia. Por muy rocambolescas que sean, hay algo dentro de nosotros que nos dice: ¿y por qué no podría ser real? Son tantos los avances que hay en la actualidad, tanta tecnología, que plantearnos esa duda es normal. Por alguna de dichas películas un servidor ha mantenido conversaciones de ese tipo con amigos que también se habían planteado lo mismo.

Antes de nada habría que explicar qué es para el cine el término “sci-fi”. Muchos consideran que se trata de ciencia ficción pero, realmente estamos hablando de “ficción científica”. No deseo entrar en debates pero para lograr entendernos digamos que es “ciencia aplicada a la evolución, consiguiendo cierta credibilidad (a pesar de ser pura ficción, claro está) gracias a experimentos o nuevas teorías “. Dicho esto Star Wars, no es sci-fi.

De esta manera las historias nos hablan de un mañana de lo más terrible, o del presente mismamente.

En cine, si miramos atrás en el tiempo existen grandes joyas literarias que fueron adaptadas; obras de Julio Verne, Mery Shelley, Edgar Allan Poe, H. G. Wells, etc., se convirtieron en títulos de grandes clásicos de la ciencia ficción: “20.000 leguas de viaje submarino”, “Doctor Jekyll y Mr, Hide” o el primer gran hito “Metrópolis”, entre otras muchas. De los años 40 a los 70 fue un género menospreciado, a nadie le gustaba la imagen de un futuro tan negro. Pero tras el estreno  de “El planeta de los simios” y 2001, una odisea en el espacio” en 1968, la sci-fi encontró prestigio e interés.

Una vez dicho esto centrémonos en una de las películas que dejaron huella tras su estreno, un remake sí, pero muy currado e innovador, en gran parte por los efectos especiales (no tienen nada que envidiar a los de hoy día), me refiero a “La mosca” de David Cronenberg.

Se estrenó el 9 de febrero de 1987. La historia trata de un científico que se utiliza a sí mismo como cobaya en la realización de un complejo experimento de tele transportación. Desde el primer momento la película causó furor entre los amantes del género. He de reconocer que está fue la primera de la saga que vi, anteriormente existía “La Mosca”, estrenada en España en 1958 y “El regreso de la mosca” en 1959, pero estoy seguro que la versión moderna me hubiera impactado de igual manera, ya que el director supo darle otro enfoque mucho más monstruoso.

De hecho, el protagonista de la cinta  de Cronenberg Jeff Goldblum le escribió una carta a Vincent Price, ya que éste aparecía en la película de 1958, diciéndole: “espero que te guste tanto como a mí me gustó la tuya”. Price le respondió: “maravillosa hasta cierto punto, creo que ha ido demasiado lejos”.

Está claro que esta versión del film es demasiado fuerte comparándola con la original, pero es eso mismo lo que la convierte en una película imprescindible para los que somos incondicionales. No solo la historia te puede hacer pensar en la evolución de la ciencia si no que los efectos especiales son geniales te hacen permanecer atento a la pantalla ya que solo imaginarse la transformación es aterrador.

Aun así quedaron escenas eliminadas, como la fusión entre un mandril y un gato. En dicha escena el experimento fracasa y el protagonista es atacado por el monstruoso ser, que es matado a batazos. Esta escena fue eliminada solo por el mero hecho de matar a un animal, aunque abominable, a golpes. No era cuestión de echarse encima a colectivos sensibles al maltrato animal, que aunque en la ficción, nunca estuvo bien visto.

Una de las sorpresas de esta película era el nombre de uno de los productores, aunque suene a chiste pero en el proyecto se encontraba nada más y nada menos que  Mel Brooks (conocidísimo por dirigir e interpretar películas cómicas) no quiso que se supiera para no restar credibilidad al proyecto. Y entre los directores se barajaron nombres como el de Tim Burton que por aquel entonces trabajaba como animador de Disney. Y para el protagonista encima de la mesa había nombres como el de Michael Keaton entre otros, el cual rechazó el papel. La verdad es que cuesta imaginarse este film con otro equipo. No hubiera salido bien. Jeff Goldblum está magistral, su aspecto físico le ayudó a meterse en el papel del hombre-mosca.

Otra de las curiosidades es el cameo del director haciendo de doctor en la escena donde Geena Davis da a luz una especie de larva gigante. La idea le vino a Cronenberg gracias a Martin Scorsese que le dijo al conocerle que más que director parecía un cirujano plástico de Beverly Hills.

Del guión cabe destacar una frase que con el paso de los años se ha convertido en un diálogo célebre del cine “soy un insecto que soñó que era humano y me encantó, pero ahora el sueño terminó y el insecto ha despertado”. Sin lugar a dudas La mosca ha mejorado con el tiempo, sabiendo conservar la esencia de la original y adaptándose a los mejores años del cine de terror y fantástico. No solo a los preadolescentes de la época nos dejó sin palabras, los tan temidos críticos que no siempre acompañan satisfactoriamente a este género se rindieron ante el film, percibiendo la película como una metáfora ante el sida y como una analogía del proceso degenerativo  (físico y psicológico) de las enfermedades terminales.

La academia le otorgó el Oscar a mejor maquillaje. Y aunque principalmente será siempre recordada por los efectos especiales, es además una tragedia llena del horror de un ser humano damnificado por la ciencia.

BRAINDEAD. TU MADRE SE HA COMIDO A MI PERRO.

Raúl Martínez, crítico de cine.

Los amantes del terror siempre hemos dicho que la sangre vende, y si ha gustado mucho una película, en parte, ha sido por eso mismo.

Si existe el ejemplo claro de una película que con el paso de los años se ha convertido en un film de culto,  si la sangre utilizada fue en tal cantidad, que podríamos calificarla como un “festín sangriento”, si hablar de terror no sería correcto, más si de miedo, aunque lo que se dice miedo no da, pero la diversión está garantizada; como en un parque de atracciones donde te puedes llevar a casa algún miembro amputado, metafóricamente hablando, eso sería “Braindead. Tu madre se ha comido a tu perro”. En 1992 se estrenaba esta primera gran obra del genio Peter Jackson, y aunque tenía títulos anteriores (uno de ellos “Mal gusto. Bad Taste” de 1987) que le sirvieron para pulir en su cabeza esta cinta.

Los litros de sangre (se estima que unos 30.000 litros) salpicaban un guion salpimentado de genialidad. Con un humor negrísimo y surrealista en el que cupo de todo: religión, fantasía, terror, relaciones de pareja, etc. .Un combinado perfecto donde la exageración de las muertes dan lugar a situaciones cutres, pero a la misma vez brillantes. Está claro que Jackson no temía a nada y se reía de todo. La historia trata de una expedición científica que encuentra en Skull Island un “Ratticus”, una especie de mono rata, al que capturan para su estudio. A pesar de estar aislado en un zoológico el animal consigue escapar mordiendo a la madre de Lionel, el protagonista. Comenzando así el principio del caos.

Cuando visioné por primera vez la película, gracias al título, me esperaba lo que ocurrió: pura diversión sangrienta. Y si lo acompañamos de unos amigos del instituto, pizzas y refrescos, esa tarde sería recordada por todos con gran satisfacción. Bestial, desternillante, apoteósica, todos los sustantivos son  pocos cuando te lo has pasado pipa. Al día siguiente no paramos de hablar de otra cosa: una película incríble.

Una cinta que llegó de Nueva Zelanda  y que costó 3 millones de dólares; parte del dinero conseguido fue gracias a lo recaudado en el anterior film “Meet the Feebles” (1989). Según su director “Braindead” recoge  la influencia que él tuvo de las obras de George A. Romero, Sam Raimi y Stuart Gordon. Todos recordaremos esta etapa como la más prolífica de este tipo de cine y que seguramente nunca volveremos a ver.

El título en España desde luego que prometía lo que ofrecía pero desde mi punto de vista si hubiera llegado con el mismo que en Latinoamérica, “Muertos de miedo”, la respuesta no hubiera sido igual.  Aquí un servidor siempre se ha dejado llevar por los carteles y los nombres llamativos.

Jackson, con posterioridad, siempre ha tenido en cuenta sus comienzos, homenajeando, a su manera sus títulos. Hoy día podemos decir que está en la cúspide de su carrera y nos ha recordado dónde empezó y lo orgulloso de haber rodado lo que quería. En la versión que dirigió sobre  “King Kong”, la isla es la misma del comienzo de “Braindead”. Otro guiño se produce cuando uno de los protagonistas entra en las bodegas del barco y en una de las jaulas para animales podemos leer “Sumatran Rat Monkey”. Como los grandes maestros se reserva algún cameo en sus films. En King Kong hace de explorador que busca al Simian Raticus. Al final muere mutilado.

Llegó a declarar que solo volvería a rodar gore siempre y cuando hubiera alguna otra película que superara a esta. Y cómo no, en algunos países fue censurada. En Estados Unidos se llegaron a cortar 20 minutos, en Alemania 10. Aquí tuvo la oportunidad de contratar actores profesionales, anteriormente fueron amigos y conocidos, llegando a destacar la gran Diana Peñalver, sevillana a la que este año 2020 he tenido cerca gracias al Festival de Cine Fantástico de Murcia.

Este cóctel de entretenimiento siempre es bueno disfrutarlo en compañía de los amantes del género por lo que si desean organizar alguna quedada, por favor, vívanla, acompañados de unas buenas palomitas y algunos amigos, para sentirse adolescentes de nuevo.

Evil Dead. Posesión Infernal

por Raúl Martínez, crítico de cine.

De siempre nos han enamorado películas, la mayoría de veces por su argumento; pero en cambio otras  fue por el cartel. En mi niñez había unas caratulas en los vídeo clubs  muy dignas. Solía acudir por el mero placer de verlas allí expuestas.  De las maravillas que me cautivaron he de destacar el film de Sam Raimi “Evil Dead. Posesión Infernal”, esa mano saliendo del suelo me podía. Era una imagen que me llamaba constantemente, y  aunque pasaron años hasta que pude verla, cuando llegó el momento quedé fascinado.

La película es sin duda el ejemplo claro del talento que se debe tener para que una historia hecha con pocos medios consiga convertirse en una película de culto. Además era arriesgada ya que al tener dosis de comedia fácilmente podría haber caído en el abismo de lo absurdo.. Aun así Sam Raimi apostó fuerte. Esa seguridad se la dio un cortometraje suyo “Within the Woods”, lo rodó con sus amiguetes y el resultado no fue tan mal ya que se proyectaba como aperitivo antes de las sesiones de The Rocky Horror Picture Show en un cine local. Pese a eso Hollywood no llamaba a su puerta y decidió junto a su hermano Ted Raimi y sus colegas Robert Tapert y Bruce Campbell (protagonista del film) jugarse sus ahorros llevándolo al formato largo. No tuvo reparo en pedir a negocios locales participaciones en el filme.

Al igual que muchos otros maestros del terror, el joven Raimi estaba marcado por los relatos de H. P. Lovecraft, es por eso que el primer título barajado fue Necronomicón en honor del presunto pero siniestro volumen de arcano. Pero por culpa de nuestro Jesús Franco no se pudo ya que usó ese nombre para uno de sus filmes. Otro título pensado fue “El libro de los muertos” hasta que uno de los mecenas le recordó que ningún adolescente iría a ver una peli con la palabra “libro”. Al final se optó por Evil Dead (Los muertos malvados),  y en España fue como la conocemos Evil Dead. Posesión Infernal. 

Pero la atracción del filme insisto, por lo menos por mi parte, era el cartel, prometía lo que ofrecía. Y hablando de carteles de películas, claramente se puede ver un cartel de la película de Wes Craven “Las colinas tienen ojos”, esa idea no era otra que dar a entender que esta película sería más terrorífica que la del maestro Craven. Este a su vez también lo hizo en la mencionada película, pero utilizando un cartel de Tiburón de Steven Spielberg.

Una de las escenas más curiosas es la de un ataque sexual de un vegetal poseído. En el guión solo estaba escrito “los árboles atacan a Cheryl” pero el director decidió darle otro enfoque convirtiéndola en un momento cumbre del film, eso le acarreó que dicha escena fuera la más censurada de la película en varios países, acusándola hoy día de denigrante para las mujeres, obligando a Raimi a hacer declaraciones arrepintiéndose de haberla rodado por ser demasiado brutal. Aún así permitió que se repitiera en el remake. Un servidor cree que hay que dejarse llevar por este tipo de películas, no deja de ser un divertimento para los fanáticos del terror, donde las emociones están presentes en el espectador, en ningún caso se piensa en desatar polémicas.

Como dato curioso en el montaje uno de los ayudantes tenía el apellido Coen, sí, en concreto Ethan Coen, tanto director como protagonista entablaron una amistad con los hermanos Coen y ayudaron años más tarde con la financiación de “Sangre fácil”.

Para los que soñamos con dirigir alguna vez y no tenemos medios, siempre recordaremos esta cinta, y la receta de la sangre: jarabe de maíz, sucedáneo de crema para café y colorante rojo, ingredientes que hicieron que el rodaje fuera de lo más sangriento, aunque para algunos espumarajos se usó leche semidesnatada. Fueron 12 semanas perdidos en los bosques, sin poder ducharse, quemando muebles para combatir el frío y a merced de un director demente. Justo diez años después la cabaña donde rodaron se incendió en su totalidad.

Tras el rechazo de las distribuidoras en EE.UU. el mecenas que aconsejó a Raimi cambiar el título, Irvin Shapiro, era distribuidor de películas como “La noche de los muertos vivientes” y amigo de grandes directores, entre ellos Kubrick, y consiguió que la cinta se proyectase en el Festival de Cannes, fuera de concurso. Y uno de los espectadores que allí se encontraba para presentar en el festival su cinta “Creepshow”, Stephen King,  quedó maravillado y la calificó como “el filme de terror más original de 1982” dedicándole una entusiasta reseña en la revista “Twilight Zone”.

Parece que el karma ha estado envolviendo esta historia en su manto y consiguiendo que en ningún caso se tirara la toalla, a pesar de que los actores terminaron el rodaje sin muchos ánimos. Los años han puesto esta joya en el lugar que le corresponde teniendo incluso una versión musical. Sí, en 2003 en Toronto (Canadá), Evil Dead. The Musical, una revisión bailarina y cachonda de la historia, con canciones ¡y un alce que hablaba!.  En 2012 llegó a España el musical teniendo buena crítica entre los seguidores, con canciones tan dispares como “¿qué coño ha sido eso?”, “El baile del Necronomicón” y “Todos los hombres de mi vida acaban poseídos por demonios kandarianos”, son espantosamente buenas.

Para los que creemos en el cine, en el terror y sobre todo en contar nuestras historias prácticamente sin presupuesto, siempre pensaremos en Evil Dead. Una película terrorífica y divertida.

 

CARRETERA AL INFIERNO

Por Raúl Martínez, crítico de cine.

Para mí los sábados noche son especiales, hace años dejé de bailar a lo Travolta en “Fiebre del sábado noche”, serán cosas de la edad, aunque  guardo buenos recuerdos de mis salidas nocturnas. Pero también es verdad que guardo buenísimos recuerdos de mis noches de “sábado cine” a mi edad temprana en la que estaba descubriendo géneros que me fascinaban. Actualmente continúo viviendo películas con emoción los fines de semana acompañado de comida grasienta.  No es un hábito muy saludable pero a mi edad me hace volver a emocionarme como antaño. Si tuviera que decidirme por algún título, en especial, de aquellas noches en las que estaba solo en casa pasando miedo, uno que me dejaba pegado a la pantalla, lo tengo claro, a pesar de haber visto muchas películas de terror maravillosas, reconozco que aquel sábado fue especial. “Carretera al infierno” me adentro en una forma de temor que no había sentido hasta entonces: el psicológico.

“Carretera al infierno” entra como una película de autoestopista asesino y llegas a pensar por la sencillez de la trama que tampoco ira mucho más allá de unas cuantas muertes y que será entretenida sin ánimo de nada más. La sinopsis, de lo más sencilla, un joven recoge con su Cadillac en una carretera de Tejas a John Ryder, éste le confiesa que es un asesino y que le va a  matar. Por supuesto que en dicha conversación los diálogos brillan en parte porque el espectador se siente dentro de ese coche sin poder escapar:

-“Ese tipo no habrá podido ir muy lejos”
-“¿ Y eso por qué ?
-” Porque le corté las dos piernas…y los brazos…y la cabeza… Y ahora voy a hacer lo mismo contigo.”

El acertado casting puso de villano al gran Rutger Hauer que desde el minuto uno te aterroriza solo con su presencia. Este actor además supo improvisar en algunas escenas sorprendiendo al resto del equipo, sobre todo a C. Thomas Howell ( que venía de triunfar con la comedia adolescente “Admiradora Secreta”), el actor reconoció que pasó miedo en la escena en la que Hauer le acerca el filo de un cuchillo al ojo. Es más, fuera del set todavía le tenía mucho respeto dada la intensidad con la que el villano vivía su papel.

La película se estrenó el 21 de febrero de 1986 siendo la ópera prima del director Robert Harmon y convirtiéndose en un film imprescindible para los amantes del cine de suspense y terror psicológico. Con el paso de los años ha envejecido muy bien siendo una de las películas preferidas del mismísimo Christopher Nolan ya que está llena de tensión y los temores acechan por todos lados.

Siguiendo con algunas de las aportaciones de Hauer al film hay que destacar las peligrosas maniobras en los coches durante la película sorprendiendo incluso a los verdaderos especialistas, llegándose a romper un diente en la escena final con la escopeta.

En 2007 tuvo un remake interpretado por Sean Bean, un buen actor pero una película innecesaria, y para rizar el rizo, se hizo una segunda parte en la que participaba Thomas Howell intentando relanzar su carrera pero lo único que se consiguió fue echar tierra a una historia pobre de argumento. Hubo escenas que no se rodaron como el asesinato de una familia entera, un ojo que aparece en una hamburguesa (este fue reemplazado por un dedo en unas patatas fritas) y hasta una escena de sexo. Es por eso que uno de los productores se quejaba afirmando que la película hubiera tenido más éxito si se hubieran rodado estas escenas.

Y es que “Carretera al infierno” es sobre todo el malo, pero un malo malísimo que intimida hasta al director, con ese ingrediente y aunque sigan contando historias de autoestopistas, nadie a día de hoy conseguirá eclipsar la interpretación que en su día nos trajo Hauer.

Por ello, si vas solo en el coche una noche de lluvia y alguien te pide que pares, si estás en Tejas no lo hagas ni de coña y si estás en cualquier otra parte tampoco. Creo que después de esta película y aunque suene horrible, subamos el volumen de la radio y aceleraremos sin mirar atrás.

 

LA COSA

Por Raúl Martínez, crítico de cine.
Quiero dejar claro que hay películas que no necesitan remakes para nada, que habría que dejarlas como están y si las generaciones venideras no entienden o simplemente no les gusta la película original,.pues que se fastidien. Pero a pesar de todo sí que es verdad que existen ciertos remakes que se merecen elogios por lo currados que están y que  respetando la historia original se permiten ciertas licencias para innovar.

Un ejemplo claro es “La cosa” de John Carpenter. Desde que la vi hace ya años, bastantes diría. La recuerdo como una de las mejores películas de terror y ciencia ficción que se haya hecho hasta ahora. Sí, es un remake de “El enigma de otro mundo” película de 1951 producida por Howard Hawks que se convirtió en una cinta de culto, pero Carpenter consiguió que su adaptación siguiera el mismo camino.

Impresionó con sus efectos especiales, una banda sonora sublime de Morricone, un héroe a la altura y una trama que dejaba al público anclado a sus asientos. Aunque según el director la reacción de la gente fue muy mala al principio, afirmó que le odiaron por haber sacado algo tan violento y horrible. En parte porque su estreno fue un par de semanas más tarde que “E.T” y el público, en general, de los 80 prefería películas más alegres. Aun así, el tiempo  la ha puesto en su lugar.

Mi reacción al verla no fue otra que estar con los ojos abiertos como platos durante todo el metraje, la vi cuando la dieron en televisión y la grabé para así mostrársela a compañeros que no tenían reproductor VHS, con esa excusa la volví a ver encantado ya que los efectos merecían un segundo visionado, sabía que estaba ante una película que la recordaría durante toda mi vida. Años más tarde nos llegó un remake del remake de La Cosa, completamente innecesaria y que no está a la altura en ningún aspecto.

Tras el éxito de Carpenter con “La noche de Halloween”, los productores lo eligieron para dirigirla pero en un principio dudaron de su capacidad y casi le dan el honor a otro gran director Tobe Hooper. Kurt Russell también estuvo a punto de no aparecer en el film ya que él fue la tercera opción, anteriormente se lo ofrecieron a Nick Nolte  y Jeff Bridges. El extraño sombrero de cowboy que Russell llevaba puesto en los planos generales de las secuencias de exteriores fue una aportación del propio actor con la única intención de que el público supiera en todo momento quien era la estrella.

“La Cosa” se estrenó el 25 de junio de 1982 y a día de hoy en cuestión de efectos especiales sigue siendo una de las mejores, a pesar de la tecnología y los años que han pasado.Muchos coinciden que  hacerle sombra a esta historia resulta muy difícil.

 

El Misterio de Salem,s Lot

By Raúl Martínez, crítico de cine.

Actualmente en cualquier conversación de amigos cuando sale el tema “series” parece que todos (menos un servidor) están muy puestos en el tema. La mayor parte de la ciudadanía ha empezado, está a medio o algunos ya la vieron gracias a las nuevas tecnologías. He de reconocer que en cuestión de calidad, no sólo de guiones, están superando al cine. Por un lado está bien que dicho sector se haya puesto las pilas y ofrezca una calidad envidiable, pero por otro, está claro que le hace sombra al cine, lo que conlleva que los productores inviertan cada vez menos en el séptimo arte y en especial, en el género terror.

Volviendo a las series, como es normal en mi, miro hacia atrás, e intento buscar alguna que me haga entrar en la conversación con mis amistades aunque éstas, tal vez, ni sepan de lo que estoy hablando. Lo que sí es verdad es que cualquier amante del terror de cierta edad ha visto u oído hablar por lo menos de una mini serie escrita en forma de novela por el maestro Stephen King. Tras escribir Carrie se inspiró en Drácula y se preguntó ¿qué hubiera ocurrido si “el maestro de las sombras” apareciera en la América de los setenta? Y tras varios días con esa pregunta en la cabeza pensó :¿Y si llegase a aparecer en un pequeño pueblo? Así nació “Second Coming” (Segunda Venida), pero más tarde se decidió por “Jerusalem,s Lot” . Los editores pensando que sonaba demasiado religioso y recortaron el título a “Salem,s Lot” , llamándose al final para la miniserie “El Misterio de Salem,s Lot”. Aunque la primera publicación en España se tituló “La hora del vampiro”.

Fuera como fuese la miniserie fue todo un éxito en nuestro país; el director fue Tob Hopper que ya nos había maravillado a los amantes del género con La matanza de Texas. Se aprovechó el boom y se llevó a cabo una versión para cine recortada llamada erróneamente “Phantasma 2”. En 2004 se realizó un remake innecesario de la miniserie protagonizada por Rob Lowe.

Los recuerdos de la miniserie se me quedaron grabados a fuego y existen escenas que no olvidaré  jamás; lo que la convierte en un clásico del terror. Ha envejecido muy bien con el paso de los años y es una lástima que en mi videoteca solo disponga de la versión de cine recortada. Entre las escenas destaquemos la que sin duda todos los que la vimos en su día recordamos. La del niño volando por la ventana y pidiendo entrar.. Hasta Los Simpsons no pudieron evitarlo e hicieron un cameo en el que es Bart el que está en la ventana de Lisa. Yo personalmente me tiré unas cuantas noches aterrado mirando la ventana antes de coger el sueño. ¿Pero qué es el terror si no esa sensación que te corre todo el cuerpo despertando tu imaginación? Aún, de adulto, dicha escena me causa respeto. El niño que interpretó la escena era Ronnie Scribner  y tuvo una carrera corta como actor, finalizando en 1982. En la actualidad es corredor inmobiliario y recuerda con satisfacción dicha escena, ya que ha afirmado en numerosas ocasiones “fue muy divertido grabarla”, estando muy satisfecho de la respuesta que tuvo entre el público en general.

Hay que hablar de una escena eliminada en la que el niño vampiro va transformando a todo el pueblo. Y otra que también fue suprimida del montaje final en la que el párroco, lleno de problemas, es asesinado por el “vampiro maestro” profanando el cuerpo, decapitándolo y colgándolo boca abajo. Unas escenas que, a mi parecer, tal vez fueron descartadas por su crudeza. Y hablando del “vampiro maestro”, Kurt Barlow, está claro que fue un homenaje al clásico Nosferatu de 1922.

Los días en los que emitieron la miniserie (fecha de estreno el 10 de septiembre de 1985) fueron unos días que todo el mundo hablaba de los vampiros entrando por la ventana, de niños que se despertaban en sus ataúdes y de la señora que despierta siendo muerta viviente e intentado atacar a un David Soul (Starsky y Hutch) que era el Van Helsing de la película.

No solo eran las lentillas de los actores-vampiro, había algo más, había un trabajo bien hecho para una serie que recordaremos los amantes del género de la época durante muchos años.